Desde muy joven supe que lo mío era trabajar con las manos. Aprendí el oficio con paciencia, escuchando a quienes llevaban años en esto, y poco a poco fui trazando mi propio camino. Hoy sigo disfrutando del olor a madera recién cortada, del ruido suave de las herramientas y del momento en que un proyecto cobra forma. No me dedico a fabricar muebles, me dedico a hacerlos tuyos.
Cada encargo empieza con una conversación. Escucho lo que quieres, mido bien el espacio, te doy ideas si las necesitas y empiezo a trabajar. Me gusta involucrarme en todo el proceso, desde el diseño hasta la instalación final. No dejo cabos sueltos, reviso cada remate y me aseguro de que todo encaje. Porque cuando tú sonríes al ver el resultado, sé que he hecho bien mi trabajo.
Trabajo cada encargo como si fuera para mi propia casa. Me adapto a lo que necesitas, asesoro con honestidad y cumplo los plazos sin dejar de lado la calidad.
Desde el primer contacto, hablo contigo sin intermediarios. Tú me cuentas tu idea, yo te explico cómo podemos hacerla posible y te acompaño en cada paso.
Llevo más de 20 años perfeccionando técnicas y eligiendo buenos materiales. Eso se nota en los acabados, en la durabilidad y en los pequeños detalles.
Cumplo fechas, propongo soluciones si algo no encaja y no me voy hasta que todo esté bien. Mi trabajo termina cuando tú estás satisfecho.